Entrevista - Elsie Wunderlich
(entrevista redactada por palabras para La Revista de Fundación Rozas-Botrán)
Elsie Wunderlich
Cuando la atracción natural al arte reside en un espíritu intrépido surgen grandes creadores; tal es el caso de Elsie Wunderlich. Sus primeras memorias hacen evidente su temprana creatividad: ya fuera trazando rasgos inocentes con un lápiz o creando esculturas con las piezas que la naturaleza había desperdigado en su jardín; ambos impulsos, al llegar su momento, evolucionarían a expresiones artísticas de gran calidad.
Formación
“A los 16 años empecé a hacer mis primeras pinturas al óleo. Recibí clases particulares y empezaba a notar que eso me fascinaba. Luego, cuando llegó el momento de la universidad, entré a la facultad de arquitectura; hacía por un lado maquetas y en mis ratos libres me escapaba a seguir pintando. Pronto me di cuenta: lo que realmente me apasionaba eran las artes plásticas.”
Concentrándose en su pasión por la pintura, Elsie se inscribió a varios cursos libres en la escuela de artes plásticas, mientras continuaba con sus lecciones particulares. Fue entonces cuando su inspiración explotó ante una vista que toda su vida le había impresionado: el paisaje. “Me acuerdo de chiquita, subiéndome al techo de mi casa; me encantaba apreciar las panorámicas que desde ahí se veían.”
“Así fue como empecé, de una vez con oleo. Después aprendí a trabajar otras técnicas, y las admiro mucho, pero de las que he probado, el óleo me fascina, sobre todas. He encontrado que se adapta mejor a los resultados que yo quiero, por los colores que se pueden obtener. Me gusta esculpir los colores, manipularlos conforme van secando, trabajar húmedo sobre seco, y demás; es muy versátil.”
Inspiración
La naturaleza y sus paisajes se desbordan en sus obras. Abarcando la multitud de colores que en ella se presentan, logra armonizar las tonalidades para convertir sus cuadros en sobrias fuentes de tranquilidad. “El color marca estaciones, no solo a nivel ambiental, sino también en el interior de las personas. Me gusta mucho trabajar con azules, te dan paz espiritual; por ejemplo, nos emocionamos cuando un día amanece el cielo azul en todo su esplendor, es impresionante.”
“Siempre estoy buscando los contrastes, me gusta buscar, en distintas latitudes, los colores de las estaciones. El otoño es impresionante, las hojas se vuelven flores, tornándose a otras tonalidades, desde amarillos a rojos; los cielos toman un tono grisáceo, imprimiéndonos un estado emocional distinto, con un dramatismo impresionante. De repente me encantó la primavera y exploté muchísimo todos sus colores.”
Otra parte importante de su alimento creativo lo encuentra en reservas naturales. Aprovechando cada oportunidad para dejarse envolver por su principal fuente inspiración; contemplando desde todos los ángulos y proximidades la naturaleza, compartiendo con ella su propia esencia.
Filosofía de diseño
“Lo que quiero transmitir es que el paisaje que nos rodea es fuente de tranquilidad, nuestro ambiente nos eleva a otra dimensión.” Resaltando la necesidad de reacomodar la perspectiva, muchos de los trabajos de Elsie muestran otra forma de apreciar la belleza en la naturaleza; en algunos participan formas o elementos humanos, representando la integración armoniosa de la naturaleza con la humanidad, “es decir: ‘uno sin el otro, no se puede’, sin naturaleza no existiríamos, y sin la humanidad, no habría quien la contemple y exprese sobre ella”.
Más que magníficas y relajantes representaciones de paisajes naturales, sus pinturas también son vehículos a otro plano de la realidad. Jugando entre colores y fantasías en las que se fusionan humanidad y naturaleza, incentivando el cuidado del planeta y abriendo una ventana para escapar de lo cotidiano, “porque el arte es como alimento para el alma”.
Filosofía de trabajo
En su estudio y en su vida, el orden y la disciplina han guiado su búsqueda por la belleza. “El universo es, para mí, semejante al cuerpo humano. En él hay un orden perfecto, todo gira de una manera y si se interrumpe se produce el caos.”
“Mi día lo reparto entre la pintura y la escultura; una es complemento de la otra, una es tridimensional y la otra es color. Pero no es que al salir del estudio se terminó el trabajo; yo creo que es un vivir con el arte. A veces se me ocurre algo mientras hago ejercicio, por lo que siempre tengo mi libreta para apuntar.”
Exposiciones
A mediados de la década de los 80’s se empezaban a organizar colectivas de arte en Guatemala. Elsie, aunque era muy joven, ya había acumulado una considerable cantidad de pinturas y en 1983 hizo su primera exposición. Desde entonces sus pinturas se han presentado en múltiples ocasiones en Norte América, el Caribe, Europa y su natal Guatemala.
Su inquietud por aprender técnicas en vidrio, para incorporarlas en sus obras, la llevaron a Italia; desencadenando un fuerte periodo de exposiciones que ya suma ocho en los últimos tres años. De esto resultó que vinos ‘Piccinini’ solicitara sus diseños como etiquetas para sus botellas. “Ha sido algo muy lindo, porque es el arte de Guatemala fusionado con el vino italiano.” De esta forma, gracias al esfuerzo y calidad de Elsie, el nombre de Guatemala recorre el mundo como casa de artistas.
“Mostrar mi trabajo fuera de Guatemala me ha servido para darme cuenta de todo lo que hay que hacer; tanto que aprender de otros lugares, de otras exigencias, de otros artistas. Estoy en constante aprendizaje, y esa inquietud de seguir exponiendo fuera de Guatemala seguirá, porque es muy importante. Por un lado es llevar el arte de Guatemala para decir que no solo somos las noticias que se oyen, que también hacemos esto, que hay muchos y muy buenos artistas. Pero también a nivel personal, como artista, ver a otros artistas le agrega a uno experiencia, mientras más mejor, como decía una persona de quien aprendí muchísimo, un gran artista de Guatemala, Elmar Rojas: ‘hay que verlo todo, pero para no hacer lo mismo, sino para hacer una propia Guatemala’.”
Arte en las Calles
“La iniciativa ‘Arte en las Calles’ me parece una idea excelente. Que en los mupis, que son tan visibles a miles de personas, haya algo más que anuncios. Yo veo como la gente se detiene, de repente ve algo refrescante, ve un cuadro y se queda pensando, se mete en la dimensión de la armonía. Antes, para muchas personas era imposible ir a una exposición, pero ahora, en una parada de bus pueden contemplar una pintura.”
“Uno puede hablar y decir un gran discurso, pero al final, quien te va a hablar con más asertividad es la propia obra. Habla con las emociones que evoca en el espectador, cuando hace que se detenga y sienta ese goce estético que lo lleva a divagar; eso para mí tiene un valor increíble. Son tres aspectos: el artista que hace, la pieza que se logra y el espectador que la goza. Cada espectador sensible que llega y trata de comunicarse con la pieza va creando otra obra de arte, que es el pensamiento y las ideas que provoca. Por tanto, un artista, sin las personas que tienen ese goce estético a lo que crea, no estaría completo. Cada uno lo ve diferente, a nivel subconsciente y de sentimientos. Uno puede creer que porque alguien no tenga la instrucción no va a tener ese goce estético, pero ¡claro que puede! Es tan puro y espontaneo, y se lo están poniendo ahí, en la calle, en la parada del bus; lo mira y empieza a descubrir sentimientos que antes no tenía. Es posible que a través de esta iniciativa alguien descubra que le gusta el arte y se quiera dedicar a eso; ese es el aporte de la Fundación Rozas-Botrán, dando un espacio para hacer llegar el arte a la gente.”
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